jueves, diciembre 25, 2008

ESTAMPAS GUERRERAS:
LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA DESDE LA MIRADA CINEMATOGRÁFICA

I - EL CINE DURANTE LA GUERRA CIVIL (1936-1939)

c. El cine republicano: la Generalitat, el Gobierno Central y el Gobierno Vasco

La Generalitat de Cataluña, que en un primer momento se vio desbordada por la movilización popular y por la influencia de los anarcosindicalistas, aceptó casi pasivamente todas las decisiones tomadas por la CNT. Recién en octubre de 1936, y con el objetivo de unificar toda la producción propagandística, la Generalitat creó el Comissariat de Propaganda, cuya sección de cine vino a ser Laya Films, dirigida por Joan Castanyer (ex-ayudante de Jean Renoir), encargada de la distribución de películas soviéticas y de la producción de casi sesenta emisiones del noticiario “Espanya al día” (1936-1939) y de numerosos cortos documentales sobre la situación militar, política y económica de Cataluña que, pensados para ser distribuidos (generalmente reversionados) en el exterior, presentaban a un pueblo catalán unido, trabajador y pacífico (9), en clara discordancia con la imagen que parte del cine anarcosindicalista presentaba al hacer hincapié en los procesos violentos y revolucionarios y en la fuerza combativa de las milicias anarquistas. De acuerdo con José María Caparrós Lera, “llegaron a editar nada menos que 135 películas a lo largo de casi dos años y medio: 27 documentales y unos 108 minutos de noticiarios” (10), de los cuales sólo se conservan alrededor de 45 títulos.

Algunos de los cortos destacados son:

-“L’Enterrament de Durruti” (1936), reportaje sobre el cortejo fúnebre del cenetista Buenaventura Durruti por las calles de Barcelona, con la presencia de personalidades políticas destacadas como Lluís Companys, Josep Tarradellas y Joan García Oliver.

-“Un día de guerra en el frente de Aragón” (1936), dirigido por Joan Serra (Joan Castanyer), es un corto documental que relata las actividades de la columna Maciá en Huesca.

-“Els tapers de la Costa” (1937), dirigido por Ramon Biadiu, es un documental de 9 minutos sobre el funcionamiento de la industria del corcho en el Baix Empordà, que muestra el trabajo a la par de hombres y mujeres, y que luego de enseñar en detalle todo el proceso productivo, concluye con una reflexión que idealiza el trabajo artesanal frente al deshumanizado trabajo industrial.

-“Refugiados de guerra” (1938) es un documental con elementos de ficción que opone la vida antes y después del alzamiento del 18 de julio de 1936.

-“Catalunya Martir” (1938), dirigido por J. Marsillach, es el último film producido por Laya Films, y muestra la destrucción generada por los bombardeos de los aviones fascistas sobre Barcelona, Lleida, Martorell y Granollers hacia fines de 1938. Los comentarios son narrados, al menos en una versión, en francés, lo cual demuestra que éste era un intento desesperado de la Generalitat por recibir la ayuda del Estado francés.

Otras películas editadas por Laya Films fueron los documentales culturales de Ramon Biadiu “Ollaires de Breda” (1937), “Arrossars” (1937), “El Vi” (1937), “Arán, la Vall” (1938) y “Transformació de la industria al servei de la guerra” (1938);“Catalanes en Castilla” (1937) de Joan Castanyer; y los documentales bélicos de Manuel Berenguer “Jornadas de victoria: Teruel” (codirigido junto a Julián de la Flor) y “Batallons de muntanya”, ambos de 1938.

Hacia comienzos de 1938, cuando la CNT ya estaba en franca decadencia, el control de los cines de Barcelona pasó a ser compartido con la UGT (Unión General de Trabajadores) bajo la supervisión directa de la Generalitat.

El gobierno republicano central, por su parte, también intentó centralizar la producción propagandística. En los primeros meses de la guerra, dejó que las distintas organizaciones políticas y sindicales produjeran su propia propaganda, incluyendo en ella la producción cinematográfica. Sin embargo, ya en enero de 1937 hay un intento (fallido) del gobierno de Francisco Largo Caballero de concentrar y organizar la propaganda. Pero será con el gobierno del doctor Negrín que se organizará desde el ministerio de Estado y dependiente de la Subsecretaría de Propaganda, una sección de cine dirigida por el ensayista Manuel Villegas López. Desde allí el gobierno realizó no más de veinte películas, de las cuales los autores especializados suelen destacar una serie de trailers con contenido político de apenas 2 ó 3 minutos de duración, de carácter educativo y sobresaliente calidad, dirigidos por Manuel Villegas López, Fernando G. Mantilla y Francisco Camacho (11).

Algunos de los cortometrajes son: “Madrid” (1937), escrito y dirigido por Manuel Villegas López; “Ejército regular” (1937) y “Campesinos de ayer y de hoy” (1938), dirigidos por Carrasco de la Rubia; y “Defendamos nuestra tierra” (1938), dirigido por Juan Manuel Plaza.

La Subsecretaría de Propaganda de la República también estuvo implicada en la producción de dos films realizados por cineastas extranjeros y producidos en buena medida en Francia: “España 1936” (dirigida por Jean-Paul Le Chanois y escrita y producida por Luis Buñuel) y “L’Espoir. Sierra de Teruel” (dirigida por André Malraux y Boris Peskine), ambas orientadas a presentar al mundo la necesidad de solidaridad internacional con la República asediada por el enemigo fascista. Pero de estas dos películas nos ocuparemos más adelante, cuando tratemos a los cineastas extranjeros que abordaron desde el exterior la cuestión de la guerra.

Para terminar, nos interesa remarcar la labor cinematográfica llevada adelante por el primer gobierno vasco (aprobado el Estatuto de autonomía el 6 de octubre de 1936), cuyos resultados fueron magros pero igualmente significativos. Dada la carencia de una infraestructura cinematográfica en Bilbao, cuando se crea el gobierno autónomo de Euskadi presidido por José Antonio Aguirre, éste pone al frente de la sección de cine del departamento de propaganda al cineasta Nemesio Sobrevila, quien tan sólo pudo llevar adelante la producción de dos reportajes antes de que Bilbao fuera tomada por los franquistas en junio de 1937: “Entierro del benemérito sacerdote vasco José Mª de Korta y Uribarren, muerto en el frente de Asturias” y “Semana Santa en Bilbao”. Como sucediera con las películas de Laya Films, estos films intentaban demostrar la situación pacífica y ordenada de la retaguardia republicana, aunque centrándose en la cuestión religiosa y haciendo hincapié en las ideas nacionalistas que presentaban al País Vasco como una realidad autónoma que buscaba la solidaridad internacional, dirigiéndose también al catolicismo de otras partes del mundo (12).

A la caída de Bilbao, el gobierno vasco en el exilio en París se ocupó de la producción de tres documentales de corta duración, dirigidos por el propio Nemesio Sobrevila: “Guernika” (1937), “Elai Alai” (1938) y “Euzko Deyo” (1938). El objetivo seguía siendo llegar a un público extranjero para afianzar la solidaridad de los países democráticos y del catolicismo internacional, y promover así la intervención de Francia e Inglaterra. Nuevamente Euskadi se presentaba como un país pacífico y armonioso de tradición católica que buscaba librarse de una guerra que denunciaba como ajena.



En “Guernika” se recogen imágenes de las ruinas tras el bombardeo de la Legión Cóndor sobre la emblemática villa vasca, y escenas de niños exiliándose a Francia, Inglaterra y Bélgica. “Elai Alai” y “Euzko Deyo” retoman algunas de las imágenes de “Guernika” (práctica común en todo el cine documental de la época en España, como hemos visto), haciendo nuevamente hincapié en la idea del pueblo vasco como pacífico, católico y trabajador, y en los niños como expresión más visible de las vejaciones a que se veía sometido.

A fines de 1938, el gobierno vasco decidió cerrar su departamento de cinematografía ante la perspectiva pesimista de la no-intervención de los países democráticos y el avance decidido de los fascistas que se hacía cada vez más fuerte en España. El gobierno vasco se daba por vencido cuando todavía no había terminado la guerra.

Augusto Gayubas
Diciembre 2008

Notas

(9) Ramón Sala y Rosa Álvarez, “Cine: bombas y fantasía. Tres años de producción cinematográfica”, en Hugh Thomas, La Guerra Civil Española, Madrid, Hyspamerica-Urbión, 1979, vol. VI, p. 136.

(10) José María Caparrós Lera, Arte y política en el cine de la República (1931-1939), Barcelona, Edicions Universitat Barcelona, 1981, p. 45.

(11) Ramón Sala y Rosa Álvarez, ob. cit., p. 135.

(12) Santiago De Pablo Contreras, “La guerra filmada: el primer Gobierno Vasco y el cine durante la Guerra Civil”, Euskonews, noviembre de 2006, http://www.euskonews.com/0370zbk/gaia37004es.html. Consúltese el libro del mismo autor: Tierra sin paz. Guerra Civil, cine y propaganda en el País Vasco, Biblioteca Nueva, 2006.

lunes, abril 02, 2007

ESTAMPAS GUERRERAS:
LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA DESDE LA MIRADA CINEMATOGRÁFICA


I - EL CINE DURANTE LA GUERRA CIVIL (1936-1939)

b. El cine marxista

A diferencia de los intereses revolucionarios de los anarquistas, el fin buscado por los comunistas estalinistas era unificar y centralizar la lucha armada y todos los aspectos de la vida social, política, económica y cultural de la España republicana. Esto incluía, por supuesto, la producción cinematográfica. Se buscaba difundir a través del cine un mensaje de unidad antifascista bajo el control del gobierno para “primero ganar la guerra”, y se pretendía hacerlo en primera instancia centralizando la propia industria cinematográfica. Así se creó en 1936 la Cooperativa Obrera Cinematográfica, integrada por comunistas y socialistas en Madrid, que llegó a producir dos documentales bélicos: “Julio 1936” y “¡Pasaremos!”, ambos dirigidos por Fernando G. Mantilla, creador de la COC.

Sin embargo, el intento de unificación cinematográfica no tuvo éxito, y en 1937 el Partido Comunista Español fundó Film Popular, una productora-distribuidora que se encargó de importar películas soviéticas y de producir la edición en castellano del noticiario semanal de Laya Films (“España al día”, 1937) y varios documentales sobre la guerra en el frente y en la retaguardia que son a menudo destacados por su volumen y organización técnica, pero no tanto por su calidad. Algunos de ellos son:

-“En pie la juventud” (1937), corto documental de cierta calidad técnica que muestra el accionar de las Juventudes Socialistas Unificadas tanto en el frente como en la retaguardia (manejo de los aparatos de propaganda, producción armamentística, labor en las industrias y en los campos, aparatos de instrucción, y condecoraciones militares).

-“Norteamérica en España” (1937) es un documental de carácter propagandístico que retrata la visita a España de dos congresistas norteamericanos que se solidarizan con la causa republicana. Con escenas filmadas en Valencia, Albacete y Madrid, el objetivo principal de este cortometraje es denunciar la política de No Intervención de los Estados extranjeros, denuncia que quedaría manifestada más fuertemente en el film “La No Intervención” (1937) de Daniel Quiterio Prieto.

-“Mando único” (1937) dirigido por Antonio del Amo, “Unificación” (1937), y “Por la unidad hacia la victoria” (1937) dirigido por Fernando G. Mantilla, son tres films representativos de la propaganda pro-unificación elaborada enfáticamente por los comunistas estalinistas. En ellos se presenta un enemigo común al que se alude como “invasor extranjero” (en referencia al apoyo nazi y fascista a la causa de los nacionalistas sublevados), y se resalta la necesidad de una inminente centralización de la organización político-económica y del mando militar. Ya en películas posteriores a que se efectivizara la unificación militar, se pasaría a legitimar la centralización lograda con films como “Ejército Popular” (1937) y “El ejército del pueblo nace” (1937).

-“Industrias de guerra” (1937), dirigido por Antonio del Amo, es junto con “Sanidad” (1937) de Rafael Gil, un representante fiel de la producción documentalística sobre la vida y la producción en la retaguardia, al igual que los documentales de Ángel Villatoro (“El telar”, 1938; “Cemento”, 1938), que rescatan la “sensibilidad cultural del bando republicano” (8).

-“Soldados campesinos” (1937) es una película dirigida por Antonio del Amo que relata la vida de una pareja en plena guerra: el hombre lucha en el frente, y la mujer trabaja en el campo, ambos como un ejemplo de valentía y laboriosidad en el objetivo de “primero ganar la guerra”.

-“La mujer y la guerra” (1938) es un corto dirigido por A. M. Sol (Mauricio A. Sollín) que destaca por su fotografía, y que trata en tono documental sobre el papel relevante que ocupa la mujer en la sociedad republicana, tanto en la retaguardia (talleres, fábricas) como en el frente, y menciona a algunas personalidades femeninas destacadas (Dolores Ibárruri “La Pasionaria”, Federica Montseny, Victoria Kent, entre otras).

También la Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura, creada en 1935, realizó algunas importantes películas documentales sobre la situación de Madrid desde fines de 1936: “Defensa de Madrid” (1936) dirigida por Ángel Villatoro, “Madrid vive la guerra” (1937) dirigida por Mauro Azcona, y “Obuses sobre Madrid” (1937). También son destacables los films realizados por Arturo Ruíz Castillo: “Guerra en el campo” (1936), “Cirugía y recuperación” (1937), “Cantando en las trincheras” (1937), “Guerra en la nieve” (1938).
Augusto Gayubas
Marzo 2007
Notas
(8) Raúl Angulo Díaz, “Cine político durante la Guerra Civil española”, Cine político hispano, 19 de abril de 2006, http://cinepolitico.blogspot.com/2006/04/cine-poltico-durante-la-guerra-civil.html.

sábado, marzo 24, 2007

ESTAMPAS GUERRERAS:
LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA DESDE LA MIRADA CINEMATOGRÁFICA


I - EL CINE DURANTE LA GUERRA CIVIL (1936-1939)


a. El cine anarquista


Como es sabido, el anarquismo tenía mucho peso en toda Cataluña cuando estalló la guerra, y la sublevación nacionalista fue aplacada en buena medida gracias a las fuerzas anarquistas. Desde el Comité de Milicias Antifascistas, creado el 21 de julio de 1936, la CNT (Confederación Nacional del Trabajo) y la FAI (Federación Anarquista Ibérica) organizaron la defensa de Cataluña y la autogestión industrial (4). En esta política colectivizadora, el cine no fue ignorado. La CNT incautó las 116 salas de cine de Barcelona y alrededores desde el Sindicato Único de Espectáculos Públicos (SUEP) creado en 1930, y creó el Comité Económico de Cines (CEC). El gran desafío que implicaba para la CNT-FAI poner en funcionamiento los principios colectivizadores que venía profesando desde hacía más de veinte años, y hacerlo en medio de una guerra recién desatada y contra los impulsos centralizadores del gobierno y de las organizaciones marxistas estalinistas, fue afrontado con la mayor altura y con plena seguridad y confianza, gracias a la manifestación espontánea de los trabajadores catalanes. Los comités locales de obreros, cuyos miembros eran elegidos por asambleas generales, pasaron a controlar las industrias, a menudo asesorados por técnicos o ingenieros especializados. Las empresas se autofinanciaban, los salarios eran generalmente unificados, y el Comité de Milicias Antifascistas (que contaba con mayoría de la CNT y la FAI, pero también incluía a representantes de la UGT, la Esquerra Republicana, el PSUC, Acció Catalana, Unió de Rabassaires y el POUM) ejercía una influencia mayor que la propia Generalitat.

En este marco, la CNT tuvo el control de los cines, y a través de una inteligente política autogestionaria (que caracterizó a todo el período de la colectivización industrial) y de las temáticas abordadas en las salas (que respondían a los intereses de los trabajadores), generó un incremento del público (del cual formaban parte los propios obreros y milicianos) a los cines que resultó en importantes ingresos, y esto posibilitó, además de generar recursos para el frente, sacar a flote a la industria cinematográfica (5).

Así se creó también SIE Films (Sindicato de la Industria del Espectáculo), la productora y distribuidora más importante del anarcosindicalismo español, y sin dudas una de las más importantes de España en el período de la guerra. Fue esta firma la que produjo la inolvidable película “Aurora de Esperanza” (1937), dirigida por Antonio Sau. Considerada un precedente del neorrealismo europeo, esta película de larga duración cuenta con maestría la historia de un obrero cuya fábrica cierra y emprende junto con sus compañeros una marcha del hambre. Protagonizada por Félix de Pomés, Enriqueta Soler, Ana María Campoy y “Chispita”, esta película ejemplifica claramente la otra revolución llevada adelante por los anarcosindicalistas en el cine: el reemplazo de la frivolidad del cine burgués por una apreciación realista de los problemas sociales de los obreros. Por primera vez en la historia del cine español, los trabajadores ocupaban el centro de la pantalla, y eran sus inquietudes, sus preocupaciones y sus puntos de vista los que daban forma al guión. Sin dudas en ello y en la impecable labor técnica y artística invertida, residió el éxito de “Aurora de esperanza” y su aceptación entre el público. Quizás sin la misma calidad, pero con iguales intenciones, se destacan otras películas como “Barrios Bajos” (1937), otro precedente del neorrealismo europeo, esta vez dirigido por Pedro Puche, y que relata los avatares de un abogado defensor de los derechos de los trabajadores que asesina al amante de su esposa y busca refugio en el cafetín de un estibador, en donde también buscará refugio y trabajo una joven doncella de un marqués que huye del hogar de su patrón luego de sufrir un intento de violación por parte de éste; “Nosotros somos así” (1936), mediometraje musical escrito y dirigido por Valentín R. González, que se centra en la vida de unos niños que se reúnen en casa de uno de ellos para realizar números artísticos (teatrales, musicales, poéticos) y que son constantemente despreciados por un niño rico de familia noble y conservadora cuyo padre es además espía de los nacionalistas y es descubierto por los republicanos, quienes a punto de sentenciarlo a pena de muerte, por intercesión de los niños en actitud humanitaria y “republicana” sólo lo condenan a prisión; “Nuestro culpable” (1937), otro film musical, esta vez dirigido por Fernando Mignoni, que trata con ironía y humor sobre los aparatos policial y judicial de la sociedad burguesa y su puesta al servicio de intereses totalmente ajenos a un verdadero ideal de justicia; y algunos otros films que no se han conservado pero que, según la crítica de la época, fueron obras de gran calidad que tuvieron considerable éxito, como las comedias “Paquete, el fotógrafo público número uno” (1937) de Ignacio F. Iquino, y “¡No quiero, no quiero!” (1938) de Francisco Elías (esta última, adaptación de la obra de crítica social de Jacinto Benavente, que curiosamente fue estrenada en Madrid en 1940 y circuló por España cuando ya habían vencido los nacionalistas).

Pero dicha revolución en el arte cinematográfico se puede percibir también en las películas documentales, que rescatan las imágenes directamente tomadas de la calle, de las fábricas, del campo o del frente. Este proceso puede ser visto también en Madrid, donde la CNT también produjo algunas películas y dio nacimiento a las firmas Spartacus Films y FRIEP (Federación Regional de la Industria de Espectáculos Públicos, nombre que tomó el Sindicato Único de la Industria de la Cinematografía y Espectáculos Públicos de Madrid -SUICEP- luego de su reorganización en 1937).

Como explican Elena Calvo y Pablo Nacarino, “la colectivización del cine fue una nueva forma de entender el arte radicalmente opuesta al sistema burgués y capitalista. No hubo unidad de criterio en el proceso creativo, el dogmatismo no se instaló entre bastidores ni detrás del objetivo, y el séptimo arte incorporó una nueva forma de reporterismo al echarse con las cámaras a la calle para rodar lo que ocurría a su alrededor. Se había puesto en marcha la movilización popular para contar lo que veía su mirada y los mensajes surgían como contrainformación. La información del pueblo sustituía a la del poder” (6).

Algunas de las películas más significativas producidas por los anarcosindicalistas entre 1936 y 1938 (de las más de 100 realizadas, la mayor parte lo fue entre julio de 1936 y mayo de 1937; luego de la represión comunista de mayo del ’37 en Barcelona, el cine anarquista, como toda su obra constructiva, se vería mermado), y que se han conservado hasta nuestros días, son las siguientes (7):

- “Reportaje del movimiento revolucionario en Barcelona” (1936), producido por la Oficina de Información y Propaganda de la CNT-FAI, es el primer reportaje de guerra realizado durante la guerra civil. Las imágenes fueron rodadas por Ricardo Alonso en Barcelona desde el 19 al 23 de julio de 1936, y a partir de allí el periodista Mateo Santos realizó la dirección y edición definitiva. Muy improvisado y lleno de imágenes crudas (muy valiosas como documento histórico), este documental de 22 minutos rescata los momentos de exaltación en los cuales el proletariado se organizó bajo la bandera rojinegra para hacer frente al alzamiento nacionalista y, victorioso, puso en práctica los principios federativos de la colectivización anarquista. Mediante la presentación de cómo se comenzó a formar la columna Durruti, este film deviene el precedente lógico de los cuatro documentales de los Aguiluchos de la FAI producidos por el SUEP.

- “Aguiluchos de la FAI por tierras de Aragón” (1936), producida por SUEP, es una colección de cuatro cortos documentales (reportajes de guerra) que retratan en tono triunfalista el accionar de la columna Durruti en tierras aragonesas desde julio hasta octubre de 1936, tanto en lo que refiere a la actividad bélica como a la labor colectivizadora. Entre fines de 1936 y comienzos de 1937, los anarcosindicalistas también produjeron cinco documentales que continuaban la labor de los cuatro recién mencionados, y que se centraban en los sucesos de la defensa de Madrid desde noviembre de 1936. Titulados “Madrid tumba del fascio”, apenas han sobrevivido algunos fragmentos de cuatro de dichos reportajes.

- “Barcelona trabaja para el frente” (1936) es el siguiente encargo hecho por la CNT a Mateo Santos, luego de que dirigiera el “Reportaje del movimiento revolucionario en Barcelona”. Se trata de un documental de 23 minutos sobre el funcionamiento del Comité Central de Abastos, organismo creado por la CNT para administrar el abastecimiento en Barcelona y en el frente de Aragón, y que se ocupó además de la producción de este reportaje de propaganda. Muy en la línea de los anteriores reportajes, éste en particular no pudo sin embargo ser exhibido a raíz de la suplantación, en octubre de 1936, del Comité Central manejado por la CNT por el Departamento de Abastos de la Generalitat.

- “El entierro de Durruti” (1936, aunque algunos autores proponen 1937), reportaje producido por el SUEP, es quizás el primer film (o al menos uno de los primeros) dedicado a uno de los personajes sobresalientes de la guerra civil. Las versiones sobrevivientes son apenas fragmentos de la película original, pero alcanzan para demostrar la importancia de la figura (como militante y como símbolo) del cenetista Buenaventura Durruti, herido de muerte en el frente de Madrid en noviembre de 1936, y homenajeado como un héroe popular en las calles de Barcelona. Las imágenes de la multitud siguiendo el cortejo fúnebre son de un dramatismo perturbador. En 1937 también se produjo “20 de noviembre”, un documental realizado por Ángel Lescarboura y SIE Films que rescata los homenajes realizados a Durruti a un año de su muerte.

- “¡¡Ayuda a Madrid!!” (1936), corto documental producido por SIE Films y en apariencia dirigido por Félix Márquet, que presenta imágenes capturadas del Madrid bombardeado y asediado de fines de 1936 alternadas con escenas de ayuda y transporte de víveres, y carteles de la CNT con leyendas de solicitud de ayuda para Madrid, cuyo objetivo era claramente hacer un aporte a la campaña de apoyo a Madrid. “Solidaridad!”, “Muera el fascismo!” y “Ganar la guerra y la revolución!” (en contraposición con el principio comunista de “primero ganar la guerra”) son las consignas que dirige la CNT-FAI al público obrero. Imágenes crudas y planos inteligentes resultan en un efectivo film de propaganda solidaria.

- “Bajo el signo libertario” (1936) es otro documental corto, pero, a diferencia de los anteriores, mezcla el tono documental con escenas de ficción. Dirigido y escrito por Les (Ángel Lescarboura) y producido por el SUEP, reconstruye la exitosa defensa de Barcelona contra la sublevación nacionalista, y el avance de las columnas anarquistas hacia el frente de Aragón. A partir de ella, refleja la vida en las zonas colectivizadas por la influencia de la CNT-FAI, y la actividad bélica de las columnas anarcosindicalistas, así como la integración de los milicianos en la vida social de los pueblos.

- “En la brecha” (1937) es un cortometraje de ficción realizado por SIE Films. Dirigido por Ramón Quadreny, este film narra la vida (en tono idealizado) de los obreros partícipes de la colectivización industrial, del funcionamiento de los comités y de la toma conjunta de decisiones mediante delegación pero con base en las asambleas obreras. Utiliza algunos recursos muy interesantes, como la presentación de distintos tipos de accionar organizativo en un mismo despacho (la toma de decisiones en tono despótico y con intereses explotadores del antiguo propietario de la fábrica, contrastando con la “actual” situación revolucionaria en la cual se discuten los planes e ideas para organizar la producción en función de las necesidades de los trabajadores), o como el mismo comienzo de la película, capturando la actividad incansable de las hormigas de un hormiguero y luego fundiendo esta imagen con la actividad en el sindicato de la CNT. Si bien es un cortometraje de propaganda, excesivamente idealizado, no deja de ser una magnífica pieza fílmica.

- “División heroica” (1937) es un documental de 18 minutos producido por SIE Films que, siguiendo el ejemplo de otros films anarcosindicalistas de la época, entremezcla escenas de ficción para recrear los sucesos en el frente de Huesca, donde a comienzos de 1937 las milicias anarcosindicalistas combatieron con fervor por la causa antifascista.

- “El frente y la retaguardia” (1937), cortometraje producido por SIE Films y dirigido por Joaquín Giner, al igual que “División heroica” combina escenas filmadas en crudo en la retaguardia (las industrias y las tareas en el campo organizadas según los principios de la colectivización) con imágenes ficcionadas de combate en el frente de Aragón. Su objetivo propagandístico no le quita mérito ni a la producción técnica ni al argumento y guión creados por Ramón Oliveras y Carlos Martínez Baena.

- “Fury over Spain” (1937) es un documental de alrededor de 50 minutos realizado por SIE Films, escrito y dirigido por Juan Pallejá y Louis Frank, que tiene una particularidad: está compuesto de imágenes de distintos reportajes y documentales que abarcan desde antes de iniciada la guerra (mostrando la situación de la República) hasta la primera mitad del año 1937, mostrando de manera resumida todos los sucesos importantes de la guerra civil desde la perspectiva anarquista, todo ello comentado en inglés por Louis Frank para su distribución en Estados Unidos por la Modern Film Corporation.

- “La silla vacía” (1937) es un corto de ficción dirigido por Valentín R. González y producido por SIE Films, que narra la historia de un joven (interpretado por José Pal Torre) que sentado en la silla de un café en Barcelona, ve a algunos mutilados de guerra y decide inscribirse en las milicias antifascistas que combaten en el frente de Aragón. Aquí se suceden escenas del frente y de la retaguardia, hasta que el joven protagonista es herido de muerte y, antes de morir, alienta a aquellos que no trabajan en o para el frente, a que se unan a la lucha (en una escena que nos recuerda a cierto cartel propagandístico de Lorenzo Goñi realizado para UGT-PSU, en el cual un combatiente herido nos pregunta “i tu? que has fet per la victoria?”). Es entonces cuando la cámara vuelve a tomar la silla que, en el café de Barcelona, quedó vacía.

- “Amanecer sobre España” (1938) es otro documento importante que se ha conservado, en este caso en cuatro versiones. Se trata de un mediometraje producido por SIA (Solidaridad Internacional Antifascista) y dirigido por Louis Frank, que expone la situación de desigualdad y opresión sufrida por las clases trabajadoras durante el gobierno republicano antes de que estallara la guerra, y los logros conseguidos mediante la actividad revolucionaria de los primeros meses de la guerra, todo ello empleando imágenes de documentales, reportajes y escenas ficcionadas realizadas por SIE Films y Spartacus Films.

De todos modos, no podemos dejar de mencionar algunos films que, si bien no se encontraron y probablemente en muchos casos ni siquiera se conservaron (debido a la situación de guerra y a los cuarenta años de dictadura franquista que impidieron que estos films gozaran del cuidado y la preservación necesarios, cuando no fueran destruidos abiertamente), tuvieron en su momento una importancia inobjetable: “Prostitución” (SIE-1936) dirigido por Feliciano Catalán; la serie “Estampas Guerreras” (SUICEP-FRIEP-1936) dirigida por Armand Guerra; “¡Así Venceremos!” (SUICEP-FRIEP-1937) dirigido por Fernando Roldán; “Olivos y Aceite” (Spartacus Films-1937) dirigido por Adolfo Aznar y Antonio Polo; “Manifiesto de la CNT-FAI” (1937); el noticiario “Momentos de España” (Spartacus Films-1937/38) del cual sólo se conserva la edición número 5 de diciembre de 1937; “Castilla de liberta” (FRIEP-1938) dirigido por Adolfo Aznar.



Augusto Gayubas
Marzo 2007


Notas

(4) Augusto Gayubas, “La experiencia anarquista: colectivizaciones en España (1936-1937)”, Odiseo: Rumbo al Pasado 3, 2001 (reproducido en CNT
http://www.cnt.es/sagunto/index_archivos/Page1111.htm).

(5) Ramón Sala y Rosa Álvarez, “Cine: bombas y fantasía. Tres años de producción cinematográfica”, en Hugh Thomas, La Guerra Civil Española, Madrid, Hyspamerica-Urbión, 1979, vol. VI, pp. 124-150.

(6) Elena Calvo y Pablo Nacarino, “La producción cinematográfica anarquista en la revolución española”, en CNT/AIT, Cine y Anarquismo. 1936: colectivización de la industria cinematográfica,
http://www.cnt.es/Documentos/cineyanarquismo/prod_cine_anarq_36.htm.

(7) Para una enumeración más detallada y completa, véase: Alfonso del Amo, Catálogo General del cine de la Guerra Civil, Madrid, Cátedra/Filmoteca Española, 1996; CNT/AIT, Cine y Anarquismo. 1936: colectivización de la industria cinematográfica,
http://www.cnt.es/Documentos/cineyanarquismo/home.htm.

jueves, marzo 22, 2007

ESTAMPAS GUERRERAS: LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA DESDE LA MIRADA CINEMATOGRÁFICA

I - EL CINE DURANTE LA GUERRA CIVIL (1936-1939)

En el período 1936-1939, el cine producido en el bando republicano aventaja por mucho (en calidad y en cantidad) al cine del bando nacional. Muchos atribuyen este hecho a que los grandes estudios y laboratorios estaban situados en Madrid y Barcelona, ambas ciudades controladas por los republicanos. Sin embargo, y dado que los nacionalistas recibían la para nada insignificante ayuda de los estudios, laboratorios y personal de Alemania, Italia y Portugal, el motivo debe ser buscado en otra parte (sobre esto ampliaremos en el apartado dedicado al cine nacionalista).

Si bien al estallar la guerra, algunas productoras se preocuparon por concluir obras iniciadas anteriormente, lo que caracteriza al período es la puesta al servicio de las organizaciones políticas, de las productoras preexistentes, y sobre todo la creación de nuevas y fugaces firmas creadas o incentivadas por partidos y sindicatos y por el gobierno republicano, la Generalitat en Cataluña y el ejército fascista (de acuerdo con Ramón Sala y Rosa Álvarez, las firmas de mayor envergadura –CIFESA, Diana, Selecciones Capitolio– ocuparon sólo un 25% de la producción total durante la guerra, y no contaron con el apoyo del público) (2).

En la zona republicana, lo que se ve es un “ejército de operadores, que se distribuyeron por toda la zona republicana, recogiendo en sus cámaras los acontecimientos más destacados. Miles de metros de película virgen fueron utilizados durante estos primeros días para elaborar los llamados “reportajes de guerra”. La mayoría de las organizaciones obreras, al igual que el gobierno de la República o la misma Generalitat catalana, conscientes de la decisiva incidencia del cine en la creación de estados de opinión, se apresuraron a poner en pie los organismos encargados de dirigir y controlar este primer movimiento cinematográfico, bastante espontaneísta y no siempre al cargo de objetivos muy concretos” (3).

Estos “reportajes de guerra” serían los primeros testimonios cinematográficos de la guerra civil española, muchas veces incluidos en documentales más largos que pretendían registrar y difundir lo que acontecía en los distintos frentes y en la retaguardia.

Las dificultades de abastecimiento propias de una situación de guerra, afectaban también a la producción y distribución cinematográfica. Aun así, tal era la importancia adjudicada a dicho medio que se dedicaron ingentes esfuerzos para que continuara funcionando y produciendo.

En este sentido, la labor de los anarcosindicalistas de la CNT en Barcelona es el más claro y admirable ejemplo.

Augusto Gayubas
Marzo 2007

Notas
(2) Ramón Sala y Rosa Álvarez, “Cine: bombas y fantasía. Tres años de producción cinematográfica”, en Hugh Thomas, La Guerra Civil Española, Madrid, Hyspamerica-Urbión, 1979, vol. VI, pp. 124-150.

(3) Ramón Sala y Rosa Álvarez, ob. cit., p. 129.

miércoles, marzo 21, 2007

ESTAMPAS GUERRERAS: LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA DESDE LA MIRADA CINEMATOGRÁFICA

INTRODUCCIÓN

El 18 de julio de 1936, un grupo de generales conservadores del Ejército español se sublevó contra el gobierno republicano, dando comienzo a un conflicto bélico que enfrentaría a nacionalistas y republicanos hasta el 1 de abril de 1939, día en el que el general Francisco Franco festejó su victoria, luego convertida en casi 40 años de dictadura autocrática sobre España.

La producción cinematográfica jugó un papel muy importante durante la guerra. Tanto los fascistas como los distintos movimientos y organizaciones que conformaron el bando republicano, dedicaron no pocos esfuerzos y recursos a la realización de películas testimoniales, documentales y obras de ficción moralizante, a menudo orientadas a reafirmar los principios sociopolíticos y morales propios, a instruir e informar sobre los acontecimientos internos, a realzar el ánimo de las tropas, las milicias y los sectores simpatizantes, y a exponer al resto del mundo la situación española y esperar así algún tipo de apoyo internacional.

Tampoco faltaron los artistas e intelectuales que, desde el extranjero, produjeron sus películas con el fin de retratar los sucesos acaecidos en España y difundirlos en el mundo entero.

Sin embargo, el cine cobró otra dimensión una vez concluida la guerra, en algunos casos como modalidad alternativa de enfrentamiento (aunque queda claro que dentro de la España franquista no había cabida para un cine contestatario), pero más decididamente como complemento de dominio y como herramienta legitimadora por parte de los vencedores.

En los años ’60, la dimensión de “guerra por otros medios” de cierta parte del cine sobre la guerra civil puede ser rastreada en el hecho de que a un documental filorepublicano filmado por el director yugoslavo instalado en Francia Frédéric Rossif, titulado “Morir en Madrid” (Mourir à Madrid, 1963), y que por supuesto fue prohibido en España hasta la muerte de Franco, sucedió una película documental española realizada por encargo de los franquistas y dirigida por Eduardo Manzanos Brochero, que se tituló “¿Por qué morir en Madrid?” (1966), y que es de hecho una “respuesta” con tintes de “versión oficial” al film de Rossif.

Sin embargo, sería a mediados de la década del ’70 cuando, muerto Franco (20 de noviembre de 1975), comenzarían a realizarse en España importantes producciones sobre la guerra civil, libradas del control estatal y más cercanas a un retrato verídico que las mayormente mediocres y políticamente dirigidas producciones de la época franquista. Así comenzaría un período de intenso abordaje del tema de la guerra civil y de la dictadura franquista, desde distintas perspectivas y con variables resultados. Dramas, comedias, documentales, hasta historias de ciencia ficción y de terror ambientadas en el conflicto bélico, configuran un abanico que, según algunos autores, se subdivide en al menos tres etapas para nada arbitrarias, correspondientes a tres de los ahora cuatro períodos políticos de España posteriores a la muerte de Franco: la transición, el gobierno socialista y el gobierno liberal (1).

Pero esta circunstancia no impidió que también renombrados directores extranjeros se dedicaran a abordar en sus films la problemática de la guerra civil. No deja de ser significativo que una de las más logradas películas realizadas sobre la guerra civil española, la haya dirigido un inglés en plena década del ’90 ("Land and Freedom”, Ken Loach, 1995).

Actualmente, bajo el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero (2004), y en particular con la conmemoración del aniversario número 70 del inicio de la guerra civil española (2006), se ha abierto una nueva página en la apreciación sobre los acontecimientos de la guerra y sobre la tan mentada “memoria histórica”. Quizás el cine español de este período, al menos aquel que trata sobre la contienda civil de 1936-1939 (que no cuenta aún con más de un par de films), deba ser diferenciado del resto y debamos por ello agregar una nueva “etapa” al análisis de la producción cinematográfica posfranquista. Pero ésta es una problemática que merece un estudio más detallado, y que por ello excede el interés inmediato de este trabajo.

Augusto Gayubas
Marzo 2007

Notas

(1) Alicia Casero Ruiz y Miguel Ángel García Trujillo, “Memoria histórica de la II República y de la Guerra Civil a partir del cine español de la Democracia (1975 - 2002)”, Odiseo: Rumbo al Pasado 7, 2003.